CASO SUNAT
Juliana Martínez es una joven de 21 años, ella estudia Administración en la Universidad de Lima. Hace unos meses empezó a vender chocolates hechos en casa en la universidad; como vio que tenían acogida entre sus compañeros, decidió que era hora de formalizarse y hacer crecer su pequeño negocio. Es así como un sábado en la mañana, se dirigió a la SUNAT que se encuentra en CC. Plaza Camacho. Debido a que llegó temprano, fue la segunda persona en entrar. El lugar era amplio y tenía bastantes sillas de espera, sin embargo al entrar no había orden alguno para ser atendida, lo cual la confundió acerca de a dónde debía ir para obtener la información que necesitaba. Después de esperar un rato, una señorita la atendió y Juliana procedió con sus preguntas. Juliana se percató de que la señorita vestía formal y se encontraba bien presentable, además tenía una postura recta y una sonrisa invitadora. Al inicio de la conversación, la señorita la atendió con mucha amabilidad y le fue resolviendo todas las sus dudas, pero conforme fue avanzando el tiempo, ella se comenzó a desesperar y aburrir. Empezó a mover ligeramente la pierna y a chocar su anillo contra el escritorio. Juliana trató de obviar esos pequeños detalles y siguió preguntando, pero cuando la secretaria comenzó a inclinarse cada vez más hacia el escritorio; sintió desagrado y falta de interés por la persona que la estaba atendiendo. Es así como unos segundos después, decidió retirarse, se despidió y salió del lugar, algo disgustada por el desinterés de la secretaria.
Juliana Martínez es una joven de 21 años, ella estudia Administración en la Universidad de Lima. Hace unos meses empezó a vender chocolates hechos en casa en la universidad; como vio que tenían acogida entre sus compañeros, decidió que era hora de formalizarse y hacer crecer su pequeño negocio. Es así como un sábado en la mañana, se dirigió a la SUNAT que se encuentra en CC. Plaza Camacho. Debido a que llegó temprano, fue la segunda persona en entrar. El lugar era amplio y tenía bastantes sillas de espera, sin embargo al entrar no había orden alguno para ser atendida, lo cual la confundió acerca de a dónde debía ir para obtener la información que necesitaba. Después de esperar un rato, una señorita la atendió y Juliana procedió con sus preguntas. Juliana se percató de que la señorita vestía formal y se encontraba bien presentable, además tenía una postura recta y una sonrisa invitadora. Al inicio de la conversación, la señorita la atendió con mucha amabilidad y le fue resolviendo todas las sus dudas, pero conforme fue avanzando el tiempo, ella se comenzó a desesperar y aburrir. Empezó a mover ligeramente la pierna y a chocar su anillo contra el escritorio. Juliana trató de obviar esos pequeños detalles y siguió preguntando, pero cuando la secretaria comenzó a inclinarse cada vez más hacia el escritorio; sintió desagrado y falta de interés por la persona que la estaba atendiendo. Es así como unos segundos después, decidió retirarse, se despidió y salió del lugar, algo disgustada por el desinterés de la secretaria.
Análisis
El contexto en el que se
encontraba Juliana al ingresar influyó en la incomodidad que sintió al inicio
al ingresar al local. La nula
señalización de este, la desorientó y comenzó a ser un conflicto para ella. Cuando
finalmente fue atendida, la apariencia física y artefactos de la secretaria, le
dieron la impresión de que iba a ser tratada con la seriedad y profesionalidad
debida, logrando pasar por alto la mala organización del lugar. Al inicio
Juliana se sintió segura de poder hacer las preguntas que tenía, debido a que
notó un interés por parte de la secretaria, la cual podía ser reflejada en su
postura. Pero una vez que fue avanzando el tiempo, esta disposición de la
señorita cambió notoriamente. Al mover la pierna y los dedos, demostró la
desesperación que la secretaria comenzó a tener hacia las preguntas de Juliana.
Respecto a la kinesis, sus posturas, probablemente inconsciente, reveló que su
estado de ánimo había cambiado y que estaba aburrida, hasta tal punto de reclinarse
ligeramente sobre el escritorio.
Fuente propia
CONTRADICCIONES
"Según la última encuesta de la Universidad de Lima sobre confianza en las entidades públicas, el 56% declara confiar en la Sunat, mientras el 56% desconfía de las municipalidades y el 64% de los gobiernos regionales. Tomando en cuenta que la Sunat solo nos cobra mientras esas otras entidades prestan servicios, hay que reconocer la labor del equipo de la Sunat." - El Comercio
A diferencia de nuestro caso, la mayoría de los limeños consideran que la SUNAT es la mejor de las entidades públicas, así también lo corrobora el CAD Ciudadanos al Día, en su análisis realizado el 2008. Esto se debe en su mayoría, a que los ciudadanos consideran que estas son las que tienen las mejores instalaciones; a pesar de que algunos tramites sean tediosos y largos. Esto da a entender que los ciudadanos prefieren un lugar limpio y organizado a ahorrar su tiempo.