Luego
de haber asistido a las diferentes entidades pública y por experiencia propia,
nos dimos cuenta que el trato en estos lugares depende muchas veces de nuestra
apariencia física, de dónde venimos y si es que tenemos contactos o no en los
diferentes sitios.
Tomando
como referencia el texto de Martín Santos Anaya pudimos darnos cuenta que a los
peruanos nos gusta darnos nuestro lugar y es en ese momento cuando se pierde la
“igualdad” ante todos. Solemos tratarnos según el poder y prestigio de quien
tenemos al frente, nunca iniciamos una conversasión bajo el anonimato de la
otra persona, siempre estamos explorando e identificando características del
otro para saber CON QUIÉN ESTAMOS HABLANDO.
Además,
es debido a estos tratos que muchas veces tenemos beneficios que otras personas
de nuestra sociedad no tienen. Un ejemplo, es el caso de un señor que lo
chocaron en la Panamericana Sur y que el culpable se dio a la fuga. Ya que el
señor tenía contactos en la policía y en el poder judicial, logró hacer que su
caso sea tramitado de inmediato y tuvo un buen trato. Esto se puede contrastar
con el caso 2 tratado anteriorimente, donde los señores siguen esperando que su
caso sea tramitado, por no tener los mismos contactos que el primero.
No
solo son los ciudadanos quienes tratan de distinguirse y marcar su territorio,
pues los policias y las autoridades muchas veces también tratan de
diferenciarse en la sociedad y abusando del poder que tienen.